domingo, 21 de septiembre de 2014

Érase una vez el fin (Ensayo de Leila GuerrIero)


“Es un dolor que siempre queda en la zona de lo indecible. Pero se puede hablar de ese dolor, y de lo bello que hay en ese dolor. Creo que esa es la función del arte: convertir carbones en diamantes”. 
Rosa Montero.

Leila GuerrIero nos interna en este ensayo sobre la literatura que trata el tema DOLOR, perdidas, muertes...  y nos habla del libro LO QUE NO TIENE NOMBRE  de la colombiana PIEDAD BONNETT y nos muestra, incluso hipertextos de varios autores que tratan este tema, por si se les antoja adquirirlos. LEAN... 


Escritos dos meses después, o dos años más tarde, o al pie de la cama donde yace la carne querida. Amparados en la piedad de las elipsis, o repletos de detalles drenados al recuerdo. Bajo la forma de diarios, de epístolas, de canciones de cuna con ardiente error de paralaje. Erizados de esquirlas de un incendio que no cesa. Hijos de un género al que nadie querría dedicarse. Libros. Libros que cuentan el fin (la muerte del padre, el tormento del hijo, la agonía tapizada de metotrexato) y que, para contar el fin, deben empezar por el principio. Y, para empezar por el principio, hay que recordar.
Y recordar duele.
“Tu hijo ha muerto y debes empacar una maleta para viajar hasta donde te espera su cadáver. Y lo haces. Alguien te ayuda, dice un pantalón negro, dice es mejor meter los zapatos en una bolsa”, escribe la colombiana Piedad Bonnett en Lo que no tiene nombre (Alfaguara).
“Me sigo preguntando cómo se escribe eso”, dice Piedad Bonnett desde su casa en Bogotá. “Por momentos me digo: ‘¿Qué ser humano soy yo, que soy capaz de eso?’. Cuando tuve la idea de escribir este libro me escandalicé, me aterroricé. ¿Cómo puede ser que a los dos meses de la muerte de Dani yo estuviera pensando en escribir esto?”.
Lo que no tiene nombre empieza con una escena inocente: Bonnett, sus hijas y su marido entran a un departamento en el que parecen haber estado antes. En la segunda página, Bonnett escribe: “Me pregunto qué sucedió aquí en los últimos veinte minutos de vida de Daniel”.  Ir a:
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/08/12/babelia/1407858284_943545.html

1 comentario:

  1. Me encantan esos temas, porque son temas que nos humanizan, que nos hacen crecer... y Leila, ya con sus Nueve libros que tratan el dolor y las muertes ya me habia atrapado. A COMPRAR pues los que no se ha leido...

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